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Protocolo de seguridad en gasolineras de la ciudad de Cali debido a la pandemia por Covid-19
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Alumbrado público de la ciudad de Cali inspirado en la pandemia por Covid-19
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En estas fotos se puede ver cómo la pandemia y el lockdown han afectado el tránsito de personas en New York. Es así como el 22 de diciembre a las 10:22 de la noche, a dos días de navidad, el metro y las estaciones estaban como nunca antes vistas por esta época: vacías y silenciosas. En las fotos también se puede apreciar que los usuarios del metro mantienen la distancia de seguridad y utilizan el tapabocas a pesar de la desinformación promulgada por el presidente Trump.
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Así nos tenemos que limpiar para entrar a cualquier tienda o centro comercial en Colombia, además nos toman la temperatura.
Si observan hay lavamanos que no necesitan tener contacto con las manos en ninguna función, ni para abrir la llave de agua, ni para dispensar el jabón.
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En este tiempo en el que pasamos mucho más tiempo en casa que antes he descubierto juegos que tenía olvidados. Juegos de la infancia con los que pasé muchos momentos y que he recuperado ahora!
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Con el fin de evitar las multitudes y proteger a la población caleña del contagio y la propagación del virus, este año se pudo disfrutar del alumbrado decembrino desde la comodidad y seguridad de nuestras casas.
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La sorpresa de este año fue que el alcalde de mi ciudad se gastó 10 mil millones de pesos en el alumbrado que por afectación de la pandemia ahora tiene que ser móvil. Lo hizo ademas con una temática con base en el Covid porque en los adornos navideños se ve como todos sus personajes portan el tapabocas o cobre bocas para evitar su contagio mientras se divierten haciendo actividades al aire libre. Esto y más adornos alrededor de la ciudad tienen esta misma temática lo cual no me parece pertinente para motivar a sus ciudadanos o residentes de la ciudad. Por el contrario, deberían tener más libertad o dar esperanza y no normalizar el virus (aunque sabemos que esto va para largo).
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Avisos que recuerdan el uso obligatorio de tapabocas al caminar por el centro de la ciudad y “compiten” con la decoración navideña.
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A pesar de la pandemia, los vecinos del barrio Prado Norte continuamos con una tradición de más de 50 años: la novena de navidad. Esta vez no pudimos reunirnos alrededor del pesebre debido a las medidas de prevención por el Covid-19. Por esto, la familia que organiza las novenas ubicó un amplificador en la mitad de la calle para que todos pudieran escucharlas desde sus casas. El párroco del barrio nos acompañó (como todos los años), tendiendo en cuenta las medidas de distanciamiento social (ver video adjunto). Estas medidas, aunque importantes en este momento tan difícilmente que atraviesa nuestro país y el mundo entero, no han impedido que el espíritu navideño y la fraternidad de nuestro barrio sean protagonistas de esta navidad tan particular que nos ha tocado vivir.
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Cartel visto en un bar del centro de Madrid
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El 6 de octubre de 2020 falleció mi amiga Vicentina en el hospital 12 de Octubre de Madrid, España. Se contagió del coronavirus en un viaje por placer hacia Sevilla. Ella tenía 70 años, era una mujer muy alegre y dinámica, pero no reparó en el peligro que le sobrevendría. La mañana del 26 de septiembre preparó su maleta de viaje, muy contenta para abordar el autobús que la conduciría a ella y a su familia (hija, yerno y nieto) conjuntamente con otras cuarenta personas abordo. Estuvieron 4 días divirtiéndose en el hotel, callejeando por la ciudad de Sevilla, comiendo los mejores platillos culinarios de dicha ciudad… nada presagiaba el desenlace. Después de los cuatro días de intensa diversión retornaban a Madrid y Vicentina comenzó a sentirse mal en el autobús, un poco de escalofrío y un poco de rinitis nasal, llegaron a su casa a las 8 pm. y Vicentina fue a la cocina a prepararse un té caliente y se encaminó a su habitación a descansar. En la madrugada llamó a su hija Anabel para que le diera algo para la fiebre y los escalofríos fueron acentuándose. Su hija Anabel, al verla muy mal la trasladó al hospital 12 de Octubre, donde la ingresaron, donde los médicos la subieron a la UCI, donde la entubaron porque respiraba con mucha dificultad. Lamentablemente su situación de salud iba de mal en peor en esos días. Falleció el día 6 de octubre a las 6 de la mañana.
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En estos días, más exactamente el lunes, me dieron la noticia de que un contacto directo había dado positivo en covid 19. Ello significaba hacerme la prueba y esperar los síntomas y el aislamiento. Llegó la hora de que me dieran los resultados y era positivo también…”oh noooo”, pensé en el trabajo y mi familia. Después de las gestiones laborales, a asumir la realidad de quedarme y hacer la cuarentena. Mi hija luego mi yerno.. lo cogimos todos, ahora estamos en casa con síntomas leves. Nos toca esperar el fin del aislamiento.
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Cómo olvidar aquellas semanas que conmocionaron a todo el mundo, cual sea el país de destino donde nos encontremos. Fueron situaciones nuevas, donde las experiencias no llegaban a los recuerdos... un vacío que generaba inseguridad, intranquilidad y, sobre todo, temor por los familiares, aquellos con los que compartes el día a día y aquellos(as) que están por otros lugares.
Mientras los informativos y todo medio de comunicación iban relatando los contagios, las muertes... los sistemas de salud desbordados, los profesionales cansados y con miedo, los protocolos que variaban según el aumento de los contagios y el sonar de las ambulancias en forma continua. Momento de confinamiento ,y con el tiempo, el temor de salir... quienes entraban al piso a desinfectarse, sacarse los zapatos, lavarse las manos, comunicarse con los familiares, las amistades.... todo un ritual de nunca acabar. Así fueron los días de esta primera ola, sin olvidar la parte más fortalecedora: salir a las 20:00 hrs a aplaudir a quienes estaban en primera fila, aquellos(as) que armándose de valor y coraje salieron adelante luchando con este monstruo invisible.....
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Un corto relato acerca de la vivencia desde que inició la pandemia hasta la fecha en la que lo escribí.
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El metro de Madrid está repleto de estas advertencias para que no olvidemos mantener la distancia interpersonal a la espera del tren
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Este año está siendo tan veloz y tan pesado que no sé ni lo que siento.
Vivo en Hamburgo desde hace dos años, pero voy al menos un par de veces al año a Madrid, que es donde he crecido y donde viven mis padres.
En las vacaciones de invierno del año pasado fui a Madrid, pero cuando vi que la situación del COVID se empezaba a descontrolar, volví a Hamburgo. Aquí, a pesar de no estar obligada a confinarme, reduje mis salidas casi en su totalidad. Era un poco extraño porque podría haber salido más veces a pasear, pero hablaba con mis padres diariamente y me contaban cómo se estaba desarrollando la situación en España y me sentía muy nerviosa. Fueron meses de mucho estrés y bastante incertidumbre, que se fueron calmando con el paso de los meses, pero que no llega a desaparecer.
En agosto volví a Madrid y me sentí como una extraña: llevaba mascarilla desde que salía por la puerta de mi casa, me lavaba las manos incontables veces al día y me reunía poco con mis amigos y amigas por miedo a contagiar a mis padres. Un verano extraño, algo dramático, pero necesario para poder tranquilizarme un poco.
En septiembre volví a Hamburgo y me despejaba un poco el no tener que llevar mascarilla todo el día y porque las medidas no eran tan severas como en España, pero seguía saliendo poco de casa. Principalmente me movilizaba para ir al trabajo o para reunirme algunos fines de semana con mis amigas, pero muy de vez en cuando. Como muchas personas, descubrí nuevas aficiones: se me da bien bordar, el yoga volvió a llenar mis mañanas, pero mi mayor descubrimiento ha sido el cuidado de las plantas, que me dan un poco (más) de paz en mi día a día.
Todo fue bastante tranquilo hasta finales de octubre, cuando la situación del COVID en Alemania se empezó a descontrolar y empezaron a cerrar varios negocios, entre ellos los restaurantes, por lo que ya no salía al trabajo y mis reuniones se trasladaron al salón de casa. Noviembre fue un mes de poca luz, algún resfriado y un cumpleaños realmente muy solitario.
Esperaba que llegara el mes de diciembre con muchas ansias. La idea de salir un poco más a las calles, ir a algún mercadillo navideño y tomar Glühwein con mis compañeras de piso me parecía de lo mejor. Ese sería mi plan hasta que el día 21, que tomaría un vuelo a Madrid para pasar las navidades con mis padres.
Y, sin embargo, a finales de noviembre dijeron en las noticias que todo iba a seguir cerrado hasta enero.. fue un poco triste, pero decidí que la mejor idea en este caso era volver a España. Quizás tendría que llevar mascarilla al salir de casa, pero sentiría la compañía de mi familia. Además, en noviembre ya había hecho homeoffice y había comprobado que trabajar y estudiar desde mi escritorio era posible y llevadero.
Vine a Madrid el 30 de noviembre y me di cuenta que mis ánimos estaban en mucho mejor estado que en verano. Ya llevo dos semanas por aquí y, aunque con muchos cambios en mi rutina, diría que estoy aprendiendo a "convivir" con este virus. La mascarilla deja de ser un problema cuando te acostumbras a llevarla a todas horas (además, ya no te da frío en la nariz..), te entristece no ver mercadillos de navidad, pero al menos puedes reunirte con tus amigos y tomar unas cervezas alguna tarde (aunque haya toque de queda y a las 12 debamos estar en casa), cuidar de las plantas de la terraza bajo el sol calentito del mediodía y salir a pasear aprovechando que hay casi dos horas más de luz que en Alemania, animan en demasía.
Pero el día de hoy me ha sorprendido enterarme que el confinamiento en Alemania está al caer y que prácticamente no van a poder salir de los hogares. ¿Es el diciembre alemán el nuevo marzo español? si es así, espero que mis amigas y amigos no se desanimen y que recuerden que esto, en algún momento, terminará pasando.
En un mes tengo la idea de volver a Hamburgo, aunque si el confinamiento se alarga, ¿quién sabe? Me da mucha curiosidad- a la par que miedo y risa (nerviosa)- no poder organizarme, pero bueno, cuestión de tiempo.
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Una imagen vale más que mil palabras y las calles de Hamburgo son el reflejo de la crisis y las medidas de prevención impuestas a los ciudadanos para disminuir el riesgo de contagio.
En las fotos podemos ver el centro de Hamburgo, la Allende-Platz y el Niendorfmarkt como nunca antes en época navideña: sin mercados de navidad y con muy poca afluencia de personas.
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Esta imagen se repetía todos los días durante los primeros meses de la pandemia. Estantes vacíos en los centros comerciales .
Este, en concreto: el pasillo del papel higiénico.
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Antes del confinamiento venía con un ritmo laboral muy fuerte, trabajando muchas horas al día y pocas actividades de ocio y recreación. Cuando decretaron que debíamos estar en casa, decidí aprovechar los días para dormir y hacer las cosas que me gustan, que por tiempo no alcanzaba a hacer, pude descansar, pensar y meditar. Definitivamente no quería volver al mismo ritmo. Finalmente, por otras circunstancias en la empresa para la que trabajaba, decidí seguir dedicándome 100% a mi proyecto, en el cual llevo trabajando por más de 7 años y sorpresivamente las oportunidades solo empezaron a llegar y las puertas a abrirse, algo que definitivamente no se hubiera dado sin todas las medidas que el Coronavirus provocó.
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Captura de pantalla a conversación sobre las mascarillas.
El coronavirus ha convertido la mascarilla o tapabocas en un accesorio imprescindible que, al tiempo que nos protege, desata todo el pánico reprimido tras meses de confinamiento cuando vemos cómo el bus que esperamos se acerca y no lo encontramos.
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Los días en los que empezaron a cerrar las universidades, colegios, restaurantes, teatros, etc. las personas salieron a comprar provisiones a los supermercados, ya que no se sabía todavía a qué nos estabamos enfrentando. Todos tenían mucho miedo y había mucha incertidumbre.
Yo también salí a comprar algunas cosas, pero no quedaba mucho en los supermercados.
Me llamó mucho la atención que, en especial, la pizza congelada fuera una de las cosas que rápidamente escasearon en los supermercados.
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Café to go, Glühwein to go, Palomitas to go... ¿Para cuándo un poquito de normalidad to go?
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Orquesta sinfónica de Miami. Música contra el coronavirus:
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13 anuncios de publicidad de bancos y aseguradoras ante el Coronavirus
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Después de varios meses de cuarentena y aislamiento, volvimos a reconectarnos con la naturaleza, justo en uno de los sitios donde este amor por las aves y la fauna comenzó, con las personas que por mucho tiempo han hecho parte de este periodo de aprendizaje tan importante como biólogo y como persona. Claramente las cosas eran un poco diferentes en comparación con unos años atrás, cada uno mantenía una distancia prudente, usando el molesto tapabocas que dificultaba demostrar nuestra felicidad después de tanto tiempo sin vernos.
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Es sorprendente cómo las personas que cada día estamos involucrados en el cuidado de pacientes de un momento a otro nos convertimos en víctimas de la poca solidaridad de algunas personas. Si me veían con uniforme de inmediato se alejaban y es un poco triste saber que nos dejamos llevar por el miedo y no por la amabilidad. Debemos tener empatía con todos, que la pandemia no sea excusa para no ser mejores seres humanos.
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La pandemia me ayudó a afianzar mi relación con las personas que vivo. Pensé que pasar más tiempo en casa traería problemas de convivencia, es lo que esperaba por pasar tanto tiempo encerrados, pero me sorprendió lo bien que resultó todo. Ahora puedo decir que conozco mucho mejor a los que están a mi alrededor y que me llevo mejor con ellos.
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Recuerdo que al inicio de esta emergencia sanitaria pensaba que todo sería un total caos. Mi rutina cambió totalmente y los lazos entre las personas también. Sin embargo, aprendí a ver lo que realmente era importante para mí y las relaciones que debía fortalecer. En este sentido, me preocupé un poco menos por las cosas materiales o los cargos que podría asumir si llegase a obtener malos resultados académicos y me enfoqué más en disfrutar el día que amanecía con vida y lo más importante, junto a mi familia.
Considero que si bien este virus trajo consigo cambios negativos alrededor del mundo, también trajo consigo cambios positivos en nuestra formación personal y si aprendemos a disfrutar y estar preparados ante los cambios, podremos afrontar cualquier otra situación.
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Aquí podemos ver como cambia todo de un momento a otro .
La sala de espera de un centro de salud completamente vacía.
Él área covid al final de la sala apartada de los demás.
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Voy a compartir una experiencia un tanto extraña, fue la noche que empezó el confinamiento en España. Salí de trabajar a las 00h del sábado en una zona céntrica de Madrid, normalmente mi vuelta a casa consistía en ir esquivando personas que salen de fiesta o a tomar algo y a los turistas que inundan el centro de la ciudad hasta llegar al metro más cercano. Aquella noche no me crucé con nadie en los 900 metros que separan mi trabajo de la estación de metro, ni gente ni coches por las calles, sólo en el tren me encontré con otras personas.
Fue una sensación muy extraña el ver tan vacía y silenciosa el centro de la ciudad. En cualquier otra situación habría disfrutado de un paseo por el centro sin agobios de gente alrededor, gritos de gente medio borracha y demás fiesteros, sin el claxon de los coches y el ruido de las motos, pero solo tenía una sensación de miedo y preocupación al ver que no había ni un alma por la calle.
Puede que en ese momento de soledad me diera cuenta de que había subestimado al virus, fue darme cuenta de que la situación era más grave de lo que pensaba. Hasta ese momento el virus sólo eran noticias por la tele y memes por WhatsApp.
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Nuestras últimas vacaciones en casa 🇮🇨🏝 Este año no tenemos fotos actuales en la isla, como cada año, pero esperamos que toda esta situación del COVID-19 pase pronto para poder disfrutar de las islas, familia y amigos!
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El año pasado, durante el semestre de invierno, disfrutaba de las vistas del Ü35 mientras aprendía sobre literatura hispanoamericana. Nunca pensé que extrañaría el viaje de 1 hora en bus, desde Schnelsen hasta Alsterdof. Pero, ahora que el aula de clases se convirtió en la sala de mi apartamento y no hay más vistas que una pantalla y reuniones en Zoom, extraño incluso madrugar para las clases de 8:30 am.
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Recuerdo mis reuniones del año pasado con mis amigos tras las clases en Üterus, el punto de encuentro de todos los estudiantes de la facultad. Lamentablemente ahora no nos podemos encontrar, pero nos seguimos reuniendo de manera virtual. Ojalá nos veamos pronto!
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Die Mona Lisa mit Mundschutz stammt von dem Street Art-Künstler "TV Boy" alias Salvatore Benintende. Er wurde 1980 in Palermo geboren, wuchs in Mailand auf, wo er bereits mit sechzehn Jahren begann, auf der Straße zu malen. "Die Straße ist seit 1996 mein Museum" sagt er. 2004 zog er nach Barcelona, eröffnete ein Atelier und rief die "Urban Pop Art"-Bewegung ins Leben.
Mit seinem Street Art-Wandbild (https://www.tvboy.it/2020/mobile-world-virus/) spielt TV Boy auf die Mobilfunk-Messe "Mobile World Congress" in Barcelona an, die wegen der Corona-Gefahr abgesagt wurde. Es ist auch eine Mahnung, weil unser mobiler Lebensstil dem Virus bei der Verbreitung hilft – was besonders schwerwiegende Folgen für die Kunst und die Kreativschaffenden hat: sämtliche Live-Veranstaltungen wurden ab März 2020 auf bis dahin ungewisse Zeit ausgesetzt (Absagen oft bis Ende August 2020), was viele Künstler und Kreative in existenzielle Not stürzt.
Das abfotografierte Street-Art-Bild der Mona Lisa mit Mundschutz taucht während der Corona-Krise häufig in sozialen Netzwerken und TV-Sendern auf, ohne dass "TV Boy" alias Salvatore Benintende namentlich genannt wird. Ein Schicksal für Street Art Künstler? Oder Ignoranz einer Gesellschaft, die ständig nach neuen Bildern lechzt, während ihre Schöpfer oft um Existenz, Anerkennung und Wertschätzung kämpfen? Auch die "openpetition" des Sächsischen Countertenors David Erler („Hilfen für Freiberufler und Künstler während des Corona-Shutdowns“ https://www.openpetition.de/petition/blog/hilfen-fuer-freiberufler-und-kuenstler-waehrend-des-corona-shutdowns-2/69) nutzt das Foto, ohne den Street Art Künstler TV Boy zu erwähnen, dabei ist sein Name über die Bildersuche im Internet sehr leicht zu ermitteln. Sorg- und Achtlosigkeit also selbst unter Künstlerkollegen, die eigentlich um Solidarität für ihre Szene und Branche bitten?